Mientras navegaba por Internet el otro día, en uno de esos momentos que parecen 5 minutos y al final acaban siendo 50 me encontré con el siguiente anuncio. (Aviso (y el que avisa no es traidor): no es recomendable para personas con problemas cardiacos...)
Sí, a mi se me quedó el mismo mal cuerpo cuando lo vi... y por ello quiero plantear aquí la pregunta: ¿Hace falta ser tan sádico para transmitir un mensaje? Es cierto que hay que desincentivar a los adolescentes a saltarse clase pero hombre, esto no es lo que suele ocurrir cuando uno se salta una hora de gimnasia a los 17 años...
Se trata del nuevo anuncio de la Fundación Learn for Life (Aprende para la vida), pretende concienciar a los jóvenes estudiantes de la importancia de ir a clase. El video cuenta con millones de visitas, lo que quiere decir que en cuanto al objetivo del marketing ha sido un éxito porque ha llegado no solo a los australianos sino que ha traspasado las fronteras. ¿Pero son necesarias las imágenes tan desagradables de cuerpos de estudiantes descuartizados para convencer a un adolescente de lo útil que es ir al colegio?
En otras palabras, ¿el objetivo del marketing de llegar al receptor tiene que prevalecer sobre todos los demás aspectos? ¿Lo único importante es que te conozcan y que vean tu anuncio?
¿Qué opináis vosotros? A mi personalmente este modo de hacer marketing no me convence. Opino que desmonta la realidad, busca la morbosidad desagradable y se entromete demasiado en la vida de las personas...
martes, 18 de febrero de 2014
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